Espíritu cosmos y física
Las ciencias de la naturaleza nos han permitido una mirada amplia y profunda de la estructura y la dinámica de nuestro mundo, pero el triunfalismo que desató la técnica ha conducido a una crisis existencial de alcance global. El impresionante y exitoso desarrollo de la física puso en evidencia la estructura material fundamental y descubrió leyes naturales rigurosamente válidas para el desarrollo.
Sin embargo, a comienzos del siglo XX, la física se encontró con fenómenos totalmente nuevos que ya no podían ser explicados mediante la física clásica; fue entonces cuando, para asombro de los físicos, la progresiva investigación del microcosmos condujo al paradójico resultado de que en realidad no hay partículas mínimas de materia. La solución de esta paradoja trajo consigo una visión radicalmente diferente del mundo, fundamentada ya no en “cosas palpables”, sino en “procesos no palpables”, pequeños sucesos. La habitual idea del mundo como “realidad” debe ser entonces interpretada de otra manera y ampliada sustancialmente como una potencialidad operante, no divisible, inmaterial, viviente y en constante transformación; algo muy similar a nuestro concepto tradicional de Dios.