La poesía de Whitman es la de un poeta en estado salvaje, indiferente a la retórica tradicional, que cantó a sí mismo y al mundo con un himno espontáneo, libre y atrevido.
En el ocaso de su vida, Gottfried Wilhelm Leibniz, genio universal, había terminado de describir el universo. Pero a los ojos de su joven amigo Teodoro, el tema del mal seguía siendo incomprensible: ¿por qué los hombres pueden cometer crímenes tan atroces?
¡Partan del ágora, que llega Diógenes! Va a morderles las pantorrillas, alzar la pata sobre sus riquezas, y hará pedazos sus vanidades. Nadie puede detenerlo: ¡está rabioso! Incluso mordió a Alejandro Magno. Diógenes es un verdadero perro: libre, furioso, infatigable. Pero también es el mejor amigo del hombre.
Rodeado de sus libros y recuerdos, el filosofo Paul Ricoeur, medita. A lo largo de todas su vida recorrió el mundo para consultar a los pensadores de su tiempo. Pero su doble, bajo los rasgos de una lechuza, vienen a posarse sobre su hombro, y le invita al mayor de los viajes: recorrer el camino del consentimiento, y decirse sí a sí mismo.
Un bello relato sobre lo que significaba ser afroamericana en los Estados Unidos de los años 60 y de cómo la música es universal y sirve para hermanarnos.